«La música dulcificó mi enfermedad.»
(CLAUDIO ABBADO)
Ni es la primera vez ni será la última que trate en este blog de las bondades que, para nosotros los humanos y hasta para ciertos animales, nos dispensa la MÚSICA.
Cada día, se hace más grande el abanico de prestaciones que en la ciencia médica se le encomienda a la MÚSICA con excepcionales resultados.
Inmersos aún en esta pandemia generada por la Covid-19, hemos comprobado la enorme ayuda que este arte ha protagonizado en todos los rincones del mundo, tanto a los que hemos sufrido el confinamiento como a los enfermos hospitalizados a los que se les permitió tener un aparato reproductor de música en su habitación.
Desde que el hombre habita en este planeta, la MÚSICA le acompaña, hoy esa compañía se ha intensificado más que nunca, no hay actividad humana en la que falte su presencia. Hasta en las profesiones más delicadas se hace notar, raro es el quirófano en el que ella no tiene un destacado protagonismo: ya sea para hacer más leve el delicado trabajo de los cirujanos o para colaborar sustituyendo a la anestesia en enfermos muy concretos.
Si, hipotéticamente me traslado a la bella foto con la que encabezo esta reflexión, y me hago pasar por el Jefe de Estación, contestaría al pequeño que me interroga: «saca por favor billete para la música que seguro te llevará a un mundo mejor.»
Desde el rincón de Farkas
Verano de la mascarilla.