¿PARA CUANDO UNA SOCIEDAD SIN ODIO?

 

«Que el lenguaje de la Música hable tan solo de cosas nobles»

El odio es un sentimiento casi seguro tan viejo como podrían ser los primeros pobladores de la Tierra. El odio irradia sobre todo el comportamiento humano y por ello, lo encontramos en todas las parcelas de la vida y por supuesto en todas las profesiones.

Pero, como mi eje fundamental es la Música pues ahí viajo ya, dejando lo anterior para filósofos y otros especialistas.

«Que el lenguaje de la Música hable tan solo de cosas nobles», frase que encaja con la Bildung austro-alemana (es un pensamiento que existía grabado en la trasera de la estatua que el Ayuntamiento de Leipzig (Alemania) le dedicó al hamburgués Félix Mendelssohn -de familia judía- por sus extraordinarios servicios musicales a la ciudad, no quiere decir que el maravilloso músico estuviera exento de sufrir una enorme dosis de odio. Y, no precisamente por sus excelentes composiciones que perduran hasta hoy y lo que les quedan. Sí, en cambio por el simple hecho de ser judío.

A la entrada de la Gewandhaus (sala de conciertos de Leipzig) lucía aún en el otoño de 1936 la enorme estatua de Mendelssohn. Pero, la noche del 9 de noviembre del citado año, los nazis, aprovechando la ausencia del titular de la Alcaldía, derribaron la estatua y la retiraron de su pedestal.

La noticia causó impacto internacional dado el prestigio del compositor, surgieron iniciativas internacionales curiosas para su restablecimiento pero fue destruída y nunca se supo el destino del bronce que la conformaba; su existencia pública fue de 44 años (1892-1936) pero su obra musical, como la mejor estatua posible, persistirá para siempre en el corazón de las buenas personas del mundo.

Si te place, puedes cuando tu tiempo te lo permita ver y escuchar su octeto para cuerdas una, de las muchas joyas que Mendelssohn nos regaló para siempre.

Primavera 2024.

 

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