
“Si no fuera por la música habría más razones para volverse loco.” (Tchaikovsky)
En muchos casos de esta nuestra vida puede que acierte con su rotunda frasecita que me permito introducir en este post.
Pero, hay algo que no me cuadra de su refinada cordura Sr. Tchaikovsky y por ello me pregunto:
Cómo es posible que, a pesar de su abundancia de música (en su cabeza y en su cuerpo) tuviera momentos cercanos a la locura con el consiguiente desprecio hacia algunos de sus colegas también compositores como Ud.?
Porque lo que Ud escribió en su diario el 9 de octubre de 1886 dedicado a su colega J. Brahms no es, a mi juicio de recibo sin dejar de comprender que, entre profesionales del mismo ramo siempre han existido y existirán quienes son presas de celos.
Ud, escribió:
“He tocado la música de ese patan de Brahms. No tiene nada de talento, el muy desgraciado! Me molesta que un mediocre ampuloso como él sea considerado un genio. Comparado con el, Raff es un gigante, por no hablar de Rubinstein, que al fin y al cabo es un ser humano vivo e importante, mientras que Brahms es una cosa caótica y completamente seca, vacía.”
Brahms, contemporáneo suyo pero 7 años mayor que Ud, llamado en círculos musicales de la época el heredero del ilustre Beethoven, no merece a mi entender tan desacertado juicio por su parte aunque similar conducta ejerció Brahms con su colega A. Bruckner al que tildaba públicamente de “cateto religioso” una prueba más de que así trabaja el karma:
La medicina que Brahms dio a Bruckner es la misma que Brahms recibió de Tchaikovsky.
Frío enero de 2025