EXPECTANTE ESTRENO Y ROTUNDO FRACASO

En el prefacio de “Álbum de la juventud “ decía R. Schumann: “no juzgues el mérito de una obra por su primera audición; lo que agrada en un principio no necesariamente es lo mejor. Al emitir un juicio sobre las composiciones, debes distinguir entre aquellas que pertenecen al verdadero arte y las que sirven para deleitar a los aficionados. Aprecia las primeras; pero no desprecies las otras.”

A menudo se producen estrenos de obras y siempre se abre el mismo interrogante: triunfará o pasará al cajón del olvido?

Ese o parecido interrogante se lo planteaba Igor Stravinsky con su “Consagración de la Primavera “

Anunciar hoy la interpretación de esta obra es sinónimo de “llenazo” en la sala en cuestión. Pero, siempre fue esto así?

Rotundamente no, y nos lo dejó escrito Jean Cocteau con su crónica inserta en el diario: El llamamiento al orden (de Paris) en 1913 dice:

“Hubo risas, abucheos, silbidos y gritos como animales. Pero todo hubiese quedado ahí si muchos “amateurs” y algunos músicos no se hubiesen dejado ir de la lengua; llevados de un excesivo celo, insultaron y aún atropellaron. El estrépito degeneró en lucha. De pie en su palco, con su diadema, la vieja condesa de Pourtales esgrimía el abanico y gritaba con rabia: “es la primera vez desde hace 60 años que se han atrevido a burlarse de mí.” Así es como conocimos esta histórica obra en medio de tal tumulto que hasta los bailarines no lograron oír la orquesta, debiendo seguir el ritmo que Nijinsky les marcaba, pateando y vociferando entre bastidores.”

Por si poco fuera lo descrito en la crónica anterior veamos lo que el mismo Stravinsky decía sobre este estreno ocurrido en Paris el 29 de mayo de 1913:

“Me abstendré de describir el escándalo que se produjo. Se ha hablado bastante de esto. La complejidad de mi partitura, había exigido un gran número de ensayos que Monteux (famoso director de la época) condujo con esmero y cuidado que le son habituales. En cuanto a lo que fue la ejecución en el espectáculo, era imposible para mí juzgarla, habiendo abandonado la sala desde los primeros compases del preludio, que en seguida provocaron risas y burlas. Yo estaba indignado. Estas manifestaciones, primero aisladas, se volvieron pronto generales, provocando por otro lado algunas contramanifestaciones, y se transformaron rápidamente en un estrépito insoportable. Durante toda la representación me quedé en los bastidores al lado de Nijinsky. Este estaba de pie sobre una silla, gritando como un loco a los bailarines: “dieciséis, diecisiete, dieciocho.” Naturalmente, los pobres bailarines no escuchaban nada debido al tumulto en la sala y a su propio pataleo. Yo debía sujetar a Nijinsky de la ropa porque echaba espumarajos, dispuesto en todo momento a saltar al escenario para hacer un escándalo. Diaghilev, con la intención de hacer cesar este jaleo, daba a los eléctricos orden tanto de iluminar como apagar las luces de la sala. Esto es todo lo que he retenido de este estreno. Cosa extraña: en el ensayo general, al cual asistían, como siempre, numerosos artistas, pintores, músicos, hombres de letras y los representantes más cultivados de la sociedad, todo transcurrió con calma y yo estaba muy lejos de prever que el espectáculo pudiera provocar tal desenfreno.”

Stravinsky, con la Consagración provocó una fuerte ruptura estilística en lo musical que marcó diferencias de consecuencias irreversibles para la Historia de la Música, por otra parte los aficionados de la época no estaban preparados para la ocasión.

Si con la historia he conseguido movilizar tu curiosidad para ver/oír esta obra, cuidado!

Recuerda el consejo de Schumann:

No juzgues el mérito de una obra por su primera audición.

Invierno 2025

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