
«Cuando la palabra no es lo bastante expresiva, la Música le proporciona una fe y un impulso nuevos»
(Franz Liszt)
La Música programática podría definirse como aquella con vocación de representar una idea, historia, imagen o escena extra musical (paisajes, etc) por medio de sonidos adecuadamente armonizados.
Ya en el Barroco aparece una incipiente idea de lo que posteriormente llamaríamos Música Programática; el más elocuente ejemplo nos lo regala Antonio Vivaldi con sus cuatro estaciones (un monumento musical cada día más vigente)

Pero, en el siglo XIX en pleno Romanticismo musical es cuando este género toma su auténtico cuerpo para afirmarse como tal.
Héctor Berlioz en Francia con su SINFONIA FANTÁSTICA y Franz Liszt en Hungría con Mazeppa, Tasso, Fausto, etc., inician con fuerza un camino que, para mí, sigue sin finalizar.
En el siglo XX, el alemán Richard Strauss aporta una gran dosis de programaríamos musical con sus famosas obras: Así habló Zaratustra, Vida de héroe, Don Juan, Sinfonía Alpina, etc,.
Tengo absoluta seguridad de que este género musical, teniendo en cuenta el avance experimentado por los medios audiovisuales ganaría muchos enteros mezclando el sonido orquestal con las imágenes a tal efecto proyectadas en una pantalla.
Soy consciente de que en algunas salas así se hace con notable éxito pese a que algunos, que presumen de expertos, alegan que las imágenes pueden restar contenido en la concentración del respetable hacia la Música que se interpreta.
La polémica está servida y hasta puede, si hoy viviera Liszt, que añadiera a su frase inicial: «y… si lo combinais con imágenes mejor que mejor»
Verano 2025