
Hoy me ocuparé de un tema ya recurrente en este blog sobre directores de orquesta pero en la ocasión utilizando la principal argumentación expresada por persona más capacitada que yo, si porque es obvio que Gustav Mahler me supera infinitamente en todo lo concerniente a la Música.
Disfrutando ya de su etapa en el Met de Nueva York, MAHLER tuvo que desplazarse a Boston para dirigir: la Walkyria, Don Giovanni y Tristan. Allí fue entrevistado por el corresponsal del Boston Herald a quien dijo: «aborrezco la dirección demasiado vistosa y declaro que el director está para interpretar al compositor y no para agitar su bandera, como un jefe de estación. Todo exceso de energía gratuita distrae al oyente.«
Si en 1907, Mahler ya observa que hay señores más preocupados por hacer gimnasia en los podium y lucir sus cuerpos en lugar de leer correctamente al compositor figurense lo que vendría después.
Y, lo que me resulta difícil entender es que, orquestas de prestigio mundial den cancha a estos personajes en sus respectivas salas, no sé qué persiguen con esto.
Pero, la aplaudida y justa victoria de la mujer al conquistar su presencia como directora de orquesta, cosa que hasta hace poco les estaba prohibido tampoco ha solucionado el problema porque veo a muchas de ellas ondear sus banderas y lucir sus cuerpos en lugar de penetrar en las entrañas de la partitura para que los profesionales y el público disfrutemos del concierto.
No creo en absoluto que sea esto lo que se enseña en las Universidades de Dirección Orquestal de todos modos los que podrían acabar con esta antiestética corriente, ya instalada en los auditorios del mundo, son los profesionales que tienen que soportar a estos “jefes de estaciones como dice Mahler que hoy andan por los escenarios”
Acabando el caluroso verano 2025.