
«La Música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas».
(PLATÓN)
Si la Música hace todo lo que dice Platón, yo estoy con él, y entonces, como negarse a colaborar con la Literatura en beneficio de los humanos?
Si retrocedo en el tiempo compruebo que: Schoenberg, Mahler, Strauss, Wagner, Verdi, Liszt, Beethoven, Mozart,por citar algunos, se ocuparon en ocasiones de obras literarias como soporte artístico de sus composiciones con resultados diversos.
Hoy me ocuparé de Arnold Schoenberg y su composición titulada La noche transfigurada.
Pero antes hago mías las palabras que Harvey Sachs en su extraordinario libro: «Por qué Schoenberg: su vida, su música y su importancia hoy» le dedica:
«Qué pena que el nombre de Schoenberg todavía asuste a tantos melómanos. Algunas de sus canciones podrían ser escuchadas con gran placer incluso por reaccionarios musicales si estuvieran firmadas por otro compositor».
La noche transfigurada es uno de los poemas que bajo el título : Mujer y mundo escribió Richard Dehmel e impactó tanto a Schoenberg que decidió acompañarlo de música.
En 1899 terminó de componerlo, en principio para un sexteto de cuerdas (2 violines, 2 violas y 2 chelos) se estrenó en 1902 y posteriormente lo revisó para orquesta de cuerdas que es como más se interpreta en la actualidad.

Arnold Schoenberg
El argumento del poema muy impactante en el siglo XIX, hoy ya ridículo, cuenta la historia de una mujer que por sus ansias de convertirse en madre queda embarazada de un hombre al que no quiere. Una noche da un paseo con un señor que le gusta y al que quiere, con gran tristeza le cuenta su desafortunada historia culpandose y declarándose infeliz para siempre. Su acompañante, enamorado también de ella, responde que no se preocupe porque aceptaría ser el padre de un hijo que sabe no es suyo.
Schoenberg, logró una partitura tan magnífica, tan pegada y descriptiva del texto del poema que al escucharla se sienten hasta los pasos de los enamorados, igualmente supo captar a la perfección con la mayor emotividad la conversación que mantenían los dos interlocutores hasta llegar a su final feliz.
Y, todo ello respetando las leyes de la armonía aún vigentes aunque en ocasiones se vislumbre su futuro tránsito a la atonalidad.
Disfruto tanto con esta obra que me lleva a conocer interpretaciones de grupos diferentes e incluso en una ocasión la disfruté en directo en la ciudad de Oporto con aceptable resultado.
Si, te encuentras dispuesto a invertir 30 minutos en ella te sugiero lo hagas en YouTube con la ORQUESTA DE CAMARA NORUEGA, demuestran que lo hacen dignamente y sin partituras. Si prefieres gastar dinero en Digital Concert (Filarmonica de Berlin) conocerás la version de su actual Director Kiril Petrenko. Te garantizo que no te arrepentirás.
De todas formas te dejo este enlace por si te apetece conocer este maravilloso trabajo sobre esta obra que hicieron: Luis Angel de Benito y Enrique Rueda.
Y no olvides ni a Platón ni a Cioran ya que este último también dijo:
“El arte anestesia la infelicidad.”
Y personalmente añado: “la música como arte transfigura nuestras emociones para nuestro bien.”

Otoño 2025






