Quién no ha escuchado estas pequeñas frases alguna vez en su vida?. Pocas, por no decir ninguna persona, ha podido exceptuarse de escuchar estos llamémosles refranes populares que vienen a sintetizar una filosofía de vida acumulada a lo largo de muchos años de experiencia o mejor de siglos.
Para mí, sendas expresiones, no son más que la explosión verbal ante una «frustración» del tipo que sea: profesional, familiar, amistosa o amorosa. Pero, una «frustración» que lleva implícita para quienes así se expresan en un determinado momento de la vida una carga positiva de reacción ante la adversidad, con un firme propósito además de vencer cuántos obstáculos impiden nuestros deseos acuñados desde mucho tiempo atrás.
Contemplo por tanto estas expresiones, como un signo positivo a favor de las personas que las pronuncian al comprometerse, pública o privadamente a superar las situaciones desfavorables que, sin depender de ellos, pero a su pesar, se convierten en un reto a lograr.
Uno de los grandes artistas del género musical que se me viene a la cabeza por su insistente utilización de: «MI TIEMPO LLEGARÁ» fue Gustav Mahler (1860-1911), este gran hombre, marcado por la muerte desde su infancia, dedicó su corta vida (51 años) a la música en doble faceta: dirección de orquesta y composición.
Como compositor, nos legó diez sinfonías (la última inacabada aunque bocetada), una sinfonía de canciones titulada «La Canción de la Tierra» y un conjunto importante de canciones de temáticas diferentes pero de gran enjundia vital.
Mientras vivió, asistió en persona al estreno de sus ocho primeras sinfonías y tuvo que soportar en siete de ellas el escarnio de una prensa excesivamente agresiva y ácida con su trabajo de composición; estas enormes «frustraciones», le hacían comentar en el círculo de sus amistades la famosa frase: «MI TIEMPO LLEGARÁ».
Y, por fin, comenzó a conocer su tiempo meses antes de su muerte, concretamente el 12 de septiembre de 1910 en Munich cuando con gran éxito de público y crítica, se procedió al estreno que dirigió el mismo Mahler de su octava sinfonía conocida popularmente como «Sinfonía de los mil». Ese día, sí coronó el éxito que venía deseando y reclamado cincuenta años atrás.
La mahleriana historia telegráficamente descrita, como muchas de otras personas que en esta vida se dan, pone de manifiesto que en ésta, nuestra existencia, cuando en los proyectos invertimos todo el ardor posible, cuando armonizamos nuestras propias fuerzas con los objetivos a perseguir, tarde o temprano la fruta madura pese a que las inclemencias del tiempo puedan ser obstáculos para ello. Eso sí!, hay que tener en ocasiones, la fortaleza de este personaje para llegar a la estación deseada.
José Manuel Macias Romero
Verano 2017