Una vez más vuelvo al extraordinario trabajo musical de Henry-Louis de La Grange (Viena, una historia musical) y de sus páginas dedicadas al genio salzburgués MOZART, destaco las desgarradoras palabras que nos dejó escritas tres meses antes de su muerte ocurrida el 5 de diciembre de 1.791:
«Lo estoy sintiendo y mi estado me dice que llega mi hora. Voy a tener que morir. Estoy en el fin, incluso antes de haber podido disfrutar de mi talento. Y sin embargo, ¡la vida es tan hermosa! Nadie tiene derecho a elegir: es preciso someterse al mandamiento del destino. Termino, pues, mi canto fúnebre, pues no debo dejarlo inacabado.»
El destino que MOZART menciona en su texto no le quiso conceder su última voluntad y el REQUIEM se quedó incompleto para que otra pluma lo concluyese.
Dieciocho meses después de su muerte, el bello REQUIEM se estrena durante una velada organizada para recaudar fondos en beneficio de su viuda.
La resignación y resiliencia de este imperecedero músico se ponen de manifiesto con toda rotundidad al dar lectura a sus últimos pensamientos acordes a la excelencia del conjunto de su obra musical.
Otoño 2020