
«Si no se comprende la utilidad de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el Arte.
( EUGENE IONESCO )
Alentado por la segunda lectura al manifiesto de NUCCIO ORDINE: «La utilidad de lo inútil» me propongo hacer una reflexión sobre el enunciado citado que da titular al presente post.
Aunque la gran mayoría de las personas que acceden a estas lecturas saben de sobra qué es una sinfonía, me parece oportuno aclarar que la palabra viene del griego queriendo significar un conjunto de sonidos concertados.
La Música, un arte en continua innovación abrió sus puertas a esta nueva forma musical hacia finales del siglo XVII y desde entonces la sinfonía no ha hecho más que evolucionar conforme a los tiempos y a los gustos sociales de las diferentes etapas de la vida.
Una sinfonía, como un cuadro, una escultura, etc., es una obra de arte (aunque algunas no se consideren así por ciertas personas) que se diferencia de las otras artes en que cobra vida cuando se interpreta porque hasta entonces, es simplemente un conjunto de signos musicales escritos en un papel. Esa, a mi modo de ver, es su grandeza y también su soledad.
Si como dice ORDINE en su manifiesto, nos quitamos las gafas que sólo ven dinero por todas partes e intereses materiales y en su lugar nos ponemos los cristales de la cultura, de la historia, del goce espiritual, en definitiva del saber desinteresado y sin prisas, entonces estaremos en condiciones de saber para qué sirve una sinfonía y para qué en general sirve el ARTE.
La utilidad de la Música cada día está más que demostrada históricamente desde su empleo religioso hasta desgraciadamente el de para alentar a los soldados en el campo de batalla ya fueran éstos egipcios, romanos o los actuales rusos.
Recientemente, me contaba una persona que su padre de noventa y tantos años, con un fuerte padecimiento de alzheimer, sin conocer a nadie de la familia, cuando se le ponía una sinfonía de BEETHOVEN saltaba enérgicamente de su asiento buscando su batuta y diciendo: «¡eso va muy ligero, eso no es así!, pero a pesar de su aparente disparidad de criterio con lo escuchado se le cambiaba el carácter y en el fondo disfrutaba adquiriendo su rostro signos más que evidentes de alegría.
Todos somos testigos de cómo trozos importantes de sinfonías han cambiado la percepción estética de una película al ser incorporados a su banda sonora.
Muchos cirujanos manifiestan que, cuando en quirófano se puede proporcionar la sinfonía por excelencia del enfermo, éste necesita una considerable menor dosis de anestesia para ser intervenido.
Cada día más personas proclaman que una sinfonía les cambió su vida.
Una sinfonía es un dialogo sonoro, ordenado rigurosamente por su autor y que tiene como moderador a la figura del director que cada día menos coincide con ser también autor.
Una sinfonía es una obra de arte que cuenta una historia vivida por su creador, esa historia puede ser alusiva a la naturaleza, al amor, a las consecuencias de una guerra, a la amistad, en definitiva a todo lo concerniente a lo humano porque un humano la creó y la impregnó con su sello.
Casi seguro que tu experiencia como oyente de sinfonías diversas haya forjado en tu mente razones propias sobre ¿para qué sirve una sinfonía?, si así fuera y si no tienes inconvenientes, me encantaría que me trasladases tus experiencias porque así nos ayudaríamos mutuamente. Muchas gracias!
Finalizo dejando una instantánea de uno de los grandes sinfonístas del siglo XX, DMITRI SHOSTAKÓVICH.

Y, si me permites un consejo puesto que hablamos de sinfonías, te invito a que oigas en youtube la 3ª de Beethoven que fue una gran revolución compositiva dada su gran extensión, hasta entonces desconocida en el mundo y el gran desarrollo de su scherzo que vino a sustituir a los minuettos. Pero por favor, si aceptas mi consejo, debes escoger la versión de Claudio Abbado con la Orquesta del Festival de Lucerna. Seguro que te pegará » pellizco» como dicen los flamencos!.
Verano 2022.