EL SISTEMA
Forzosamente, hablar de música e integración social es referirse al proyecto de JOSE ANTONIO ABREU ANSELMI y sus escuelas de música (EL SISTEMA) denominación cariñosa de los venezolanos a un proyecto educativo-musical que en cuarenta años de funcionamiento, ha traspasado fronteras y superado todas las expectativas.
En palabras de este ilustrísimo pedagogo, pletórico de humanismo, «en el pasado, la misión del arte fue un asunto de las minorías, luego fue de las minorías para las mayorías; ahora, es de las mayorías para las mayorías, y constituye un elemento relevante para la formación del individuo que le permite insertarse en la sociedad de manera productiva.»
Partiendo de esta idea central, JOSÉ ANTONIO, diseñó un proyecto abierto a toda la sociedad, con una significativa dosis de «excelencia musical» que contribuyera al desarrollo integral del ser humano. Se entiende el movimiento grupal (orquestas, coros, grupos de cámara, bandas, etc.) como una excelente oportunidad para el desarrollo personal en los aspectos: intelectuales, sociales y profesionales, rescatando a los niños y jóvenes de ambientes: vacíos, desorientados y desviados.
La esencia de la metodología usada por el SISTEMA, enfatiza una intensiva práctica grupal desde las más tempranas edades y el compromiso de mantener siempre presente la alegría y diversión que suponen el aprendizaje y la creación de la música.
Su lema filosófico-pedagógico, se sintetiza: «primero pasión, refinamiento después». Como puede observarse, este principio fundamental, contrasta bastante con las todavía hoy reinantes teorías europeas sobre el asunto de la enseñanza musical, aunque en honor a la verdad, cada día se está exportando más esta idea primordial consistente en: «primero enganchar y luego pulir».
(José Antonio alentando a los más pequeñines)
Otro aspecto que llama la atención de este proyecto educativo en su vertiente metodológica y que igualmente marca diferencias con los arraigados modos occidentales al respecto es el del trabajo con los padres. Se emplea mucho tiempo en visitar a los padres para asegurarse de que éstos, entienden el nivel de compromiso que se requiere de ellos. Cuando los alumnos comienzan a estudiar sus instrumentos, los profesores instruyen a los padres sobre la manera de apoyar las prácticas de los niños en casa, ofreciéndoles consejos y animándolos; si un alumno ingresa en una orquesta infantil o juvenil, los padres reciben un estipendio. Con esta medida se honra y estimula al alumno y el hacer música comienza a adquirir un valor real para la familia que comienza a vislumbrar un futuro profesional digno y remunerado para sus hijos.
El SISTEMA tiene reglado para los que se esfuerzan de forma especial y además reúnan condiciones artísticas para ello, incorporarlos a la más excelsa representación del proyecto, me refiero naturalmente a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (conocida mundialmente). Los que prefieren inclinarse por una vida profesional dedicada a la enseñanza, se convierten en profesores de las escuelas venezolanas.
El proyecto, goza de tanta excelencia pedagógica y artística, que recibe visita de las grandes autoridades musicales: Plácido Domingo, Claudio Abbado (antes de morir), Daniel Barenboim así como los mejores instrumentistas del planeta en misión pedagógica.
Se puede asegurar, desde hace años, que el «semillero» que en su día plantara el Sr. ABREU, está proporcionando a la humanidad y a la música excelentes cosechas de jóvenes de impecable calidad humana, primero, y de paso, algunos, de gran excelencia artística que le hacen triunfar en todos los escenarios del mundo como el caso más sonado de Gustavo Dudamel.
Pero, Dudamel, no es un hecho aislado, simplemente es, la fuerza incontenible de ese manantial artístico que en su día impulsara ABREU para integrar a la juventud de su país , favorecer y servir, de forma paralela, a la Música como Arte.
Nota: este post, es un resumen de un trabajo más amplio de mi libro en papel.
José Manuel Macias Romero
Verano 2017