BEETHOVEN: INDÓMITO O CORRECTO?

Portada de Farkas

 

«Hacer todo el bien posible, amar la libertad sobre todas la cosas y aún cuando fuera por un trono, nunca traicionar a la verdad.»

Ludwig van Beethoven.

 

Con absoluta rigurosidad recuerdo que a principios de los años 70 nos invadió en España, sobre todo a la juventud de la época, la moda de adquirir grandes posters de aquellos personajes de la vida pública e histórica de los que nos considerábamos sus fans para exhibirlos en los lugares más íntimos de nuestras casas.

Me compré, cómo no! una gran foto del rostro de BEETHOVEN, mostrando un carácter muy fuerte y conteniendo en la parte inferior de la lámina la frase con la que inicio el presente post. Cierto que pasado unos años esa moda fue diluyéndose pero yo, sigo fiel, ausente de las modas, conservo orgulloso mi BEETHOVEN desde 1975 y creo que con él moriré.

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Años anteriores a esta personal historia, ya mi corazón y cabeza habían caído en las garras beethovenianas y como consecuencia compraba todo el material posible (vinilos, libros, cassettes, etc.) para profundizar en sus entrañas artísticas y conocer, lo mejor posible, su paso por la vida como simple ser humano.

Uno de los libros más completos que sobre esta figura universal de la música se han escrito es: «Ludwig van Beethoven» de Jean y Brigitte Massin, editado por TURNER.

De esta obra, extraigo la auténtica y verídica historia que os relato hoy. Muchos sabéis que BEETHOVEN como persona interesada por la cultura tuvo una estrecha amistad con su contemporáneo GOETHE (poeta, novelista, dramaturgo y científico) también alemán.

Pues, en uno de sus encuentros en Teplitz, ciudad conocida por sus famosas termas ocurre lo siguiente:

» Al encontrar, durante un paseo, a la emperatriz, los duques y toda la Corte, BEETHOVEN dijo a su acompañante GOETHE

continúe asido a mi brazo, ¡son ellos los que nos deben dejar pasar, no nosotros! GOETHE no era de esta opinión, y encontraba este procedimiento inconveniente; soltó el brazo de BEETHOVEN y se puso de lado, con el sombrero en la mano, mientras BEETHOVEN, con los brazos cruzados, pasaba entre los duques levantando apenas el sombrero. Cuando hubieron pasado, BEETHOVEN se separó y esperó a GOETHE, que se había apartado haciendo una profunda reverencia. Le dijo entonces:

os he esperado porque os honro y os estimo como merecéis, pero creo que les habéis hecho demasiados honores.»

La historia ha demostrado que las palabras de BEETHOVEN a GOETHE hicieron mella en el poeta que en lo sucesivo eludía el encuentro aunque seguían la admiración artística mutua.

Si, conoces un poco a este gran músico, a tenor de esta auténtica historia, cómo lo calificarías: indómito o correcto.?

José Manuel Macias Romero

Enero 2018.

 

 

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