CUANDO LA EMOCIÓN ES INCONTROLABLE.

Portada de Farkas

«No, la música no es una simple cuestión de matemáticas, sino la fusión más extraordinaria que existe de ciencia y arte, lógica y emoción, física y fisiológica.»

(philip ball, en el Instinto Musical)

Resulta obvio que la música nos afecta a todos, pero no a todos del mismo modo. Los que el pasado 14 de julio, tuvimos la oportunidad de asistir al concierto que protagonizaba la JOVEN ORQUESTA DE ANDALUCIA en Valverde del Camino con interpretaciones de Wagner y G. Mahler, pudimos comprobar en nuestras carnes y mentes la obviedad al principio señalada.

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(Primera promoción de la OJA, septiembre de 1994)

Recordamos que en una de las muchas partes sensibles de la 5ª de Mahler, una voz en medio-piano irrumpió en la sala exclamando: «Qué bonito, hijo.»

La portadora de esa voz, repito en medio-piano, no creyó oportuno controlar lo que su estado emotivo le pedía e hizo, bajo mi particular punto de vista, lo que tenía que hacer: dar rienda suelta a su efusión emotiva, pese a que a algunos les pareciera improcedente.

Probablemente puede, que a esos mismos que no vieron acertada la frase en su momento, no les pareciera raro que una vez terminado el concierto y en el mismo vestíbulo de la sala, había gentes con signos evidente de humedad en sus ojos; esos para mí, habían sido «tocados» por la buena interpretación que se hizo de Mahler y su 5ª, exactamente igual que lo fue la propietaria de la mencionada frase.

Y, es que, cuando de emociones se trata, las respuestas de los humanos no tienen porque ser «universales».

Cuando Beethoven vivía y dirigía sus propias obras ( él fue el primer director de la historia de la música), estas manifestaciones de los oyentes, cargadas de emociones, era algo habitual e incluso celebrado y entonces el Maestro, mandaba detener su estricta orquesta y permitía que el público se desahogara.

En aquellos tiempos la música era mucho más democrática de lo que es hoy pero un concierto, en tiempos de Don Luis, podía durar 4 ó 5 horas, aquella sociedad tenía un concepto totalmente diferente al nuestro sobre el control del tiempo y su administración ¿mejor o peor?.

Soy de los que piensan, puede que equivocadamente, que en la llamada música culta de hoy,  urge cambiar sus protocolos si es que quiere persistir en los tiempos que corren y los que seguramente vendrán, atendiendo un poquito más los deseos de las gentes que acudimos a las salas y dejamos nuestros dineros para hacer casi posible el espectáculo.

José Manuel Macias Romero

Verano 2018.

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