Habrá quienes puedan creer que la crítica especializada en música siempre ha sido tan correcta como lo es en la actualidad, independientemente de que coincidamos o no con la subjetividad de los profesionales que a ello se dedican cuando asisten a un acontecimiento musical.
Gracias al «Doctor Gusano Musical» ( Nikolas Slonimsky) que le dio por hacer un entretenido libro sobre este asunto (Repertorio de Vituperios Musicales), sabemos que durante el siglo XIX y primera década del XX, los críticos musicales se permitían hacer duros ataques personales a los músicos más vanguardistas de la época, cosa que la crítica actual jamás hará pese al gran desacuerdo que pueda existir entre ambos profesionales: músico y crítico.
Y, así como ejemplo, traigo hoy gracias a Slonimsky, las duras manifestaciones que James Gibbons Huneker profirió sobre DEBUSSY:
«Tiene la cara plana, la parte superior de la cabeza plana, los ojos prominentes -con una expresión velada y sombría- y, en general, con su pelo largo, su barba descuidada, su ropa ordinaria y su sombrero blando, parecía más un bohemio, un croata, un huno, que un galo. Sus pómulos, altos y prominentes, le proporcionaban un aspecto mongol a su rostro. Con su cabeza branquicefálica, con su pelo negro… Este hombre es un espectro del oriente; su música se oía hace mucho tiempo en los templos de las colinas de Borneo; ¡surgió como una sinfonía para celebrar el regreso de los cazadores de cabezas con sus abominables botines de guerra!»
Como pueden apreciar, nada de trabajo crítico razonado musicalmente puede que por su incapacidad para disfrutar de la música de DEBUSSY en aquel momento.
En la foto CLAUDE DEBUSSY
José Manuel Macias Romero
Otoño 2018.