Nos cuenta Emil Cioran en su obra «Desgarradura» que mientras preparaban la cicuta, SÓCRATES practicaba con una flauta intentando aprender una melodía. Se le preguntó: ¿Para qué te servirá? el filosofo respondió: Para saber esta melodía antes de morir.
Posiblemente y con razón, Ud., que por curiosidad se ha acercado a este blog, pensará: ¿A qué viene esta pequeña historia escatológica-filosófica?
Me ha parecido oportuna para aproximarme una pizca a la cuestión: «La utilidad de lo inútil».
Sí, ya que casi todos coincidimos en que vivimos en unos tiempos en los que lo primordial es la utilidad pero la utilidad que provoca beneficios, plata como dicen los argentinos; casi todo lo que no esté impregnado por el susodicho fin, es declarado por esta sociedad hipercapitalista como INÚTIL.
Y, lamentablemente en este contexto, sus más excelsos portavoces nos dicen y machacan diariamente con que todo ARTE es INÚTIL.
Es evidente, acudiendo a mi ARTE preferido, que si en este mundo no hubiera MÚSICA no pasaría nada seguramente, todos seguiríamos viviendo porque tendríamos oxígeno y alimentos para nuestras células asegurados.
Pero, a todos estos lujos considerados inútiles les corresponde cada vez más el trabajo de alimentar la esperanza, de transformar su «inutilidad»en un perfecto instrumento de oposición a la barbarie reinante de la sociedad actual, en un gran fortín en el que puedan preservarse la memoria y los sucesos injustamente destinados al olvido.
En las fotos Emil Cioran (izq.) y Gustav Mahler (dcha.) probablemente culpables de la ocurrencia que hoy me ha ocupado.
José Manuel Macias Romero
Finales primavera 2019.