Desde siempre, los estudiosos orientales de psicología se afanaron por sacar provecho de los posibles aspectos positivos que pudieran contener las más grandes calamidades humanas que se dan en la vida.
En la cultura occidental, sobretodo en España, está muy arraigada esa sentencia popular en forma de refranero que dice: » No hay mal que por bien no venga».
Resultará frívolo pensar que, gracias al virus y a sus preventivos paliativos estamos advirtiendo una gran mejora en el disfrute de las interpretaciones directas de los géneros musicales que nos ofrece la música clásica, a su pesar, así es!.
En estos difíciles tiempos, he asistido en directo a cuatro conciertos, en ciudades y con públicos diferentes y en todos, a consecuencia de las exigencias sanitarias, el uso de la mascarilla por el público ha demostrado ser la alianza perfecta para evitar ese otro «concierto de toses» que en todas las salas del mundo proliferan cada día de forma inevitable.
Recientemente, en una ciudad tan musical como Barcelona, Daniel Barenboim en modo pianista en uno de sus recitales en el Palau, tuvo que sugerir al respetable de forma didáctica poniéndose en presencia de todos su pañuelo en la boca con el fin de que ambas partes: intérprete y oyentes pudieran terminar de forma feliz el evento musical que los reunía; a su pesar, algunos siguieron con sus toses hasta la conclusión.
A la vista de los excelentes resultados que el uso de la mascarilla por el público asistente a los conciertos está provocando en el feliz desenlace de los mismos, nada me extrañaría que en el futuro, superado o no el virus médicamente, se fabriquen unas mascarillas especiales con destino a los que abusamos de las toses sin respetar a los artistas que expresamente hemos ido a ver y escuchar; pero, sinceramente, no creo que las empresas que a estos menesteres pudieran dedicarse se enriquezcan porque si no usamos nuestros pañuelos para amortiguar el efecto de las toses, ¿cómo vamos a usar una mascarilla por cómoda que fuera?
Melómano José Manuel Macias Romero
Otoño 2020.