LA MANIPULACIÓN EN LA CREACIÓN MUSICAL

«Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas que son superfluas»

(J. BRAHMS)

Cuando el rey Saúl, dice la Biblia, se veía turbado mentalmente, David tomaba el arpa y le tocaba, Saúl se tranquilizaba y desaparecían sus molestias momentáneas.

Esta terapéutica acción, que ejercía la música sobre los estados ansiosos del rey Saúl y relatada por la Biblia hace muchísimos años, está en la actualidad reafirmada por trabajos de carácter científico que reconocen su valor para ayudar en trastornos mentales de sintomatología diversas.

Pero, la pregunta sería: ¿cómo es posible? y, entonces, entramos en el tema.

La palabra manipulación, coincidirán conmigo tiene en la actualidad bastantes connotaciones negativas: políticas, culturales, sindicales, sociales, etc., pero todos sabemos de su efectiva ayuda cuando se emplea con propósito positivo, en este sentido en el arte encuentra acogida favorable.

La creación musical es, a mi juicio, una apuesta por la manipulación positiva; el compositor con sus herramientas manipula: sonidos, tiempos, silencios, ritmos, fraseos, tensiones y relajaciones, etc., con el fin de concluir expectativas que contribuyan a mantener la atención de los futuros oyentes hasta concluir la historia sonora que el creador se ha propuesto contarnos. No olvidemos que una obra musical es un trabajo artístico impregnado de soledad que sólo cobra vida cuando se interpreta delante de un público.

Voces más autorizadas que la de un aficionado como yo, hace tiempo que lo expresaron:

               «Ciertas infracciones deliberadas del ritmo suelen resultar excepcionalmente hermosas y bellas.»    (C.P.E. BACH)

               «Nunca hay que olvidar que un tema, al fin y al cabo, no es más que una sucesión de notas. Basta con acelerar la dinámica para transformar la sensación emocional de esa misma sucesión de notas. Un cambio de armonía puede añadir patetismo al tema; y las mismas notas, con otro tratamiento rítmico, pueden pasar, de ser una Nana a una Canción de guerra»        (Aaron Copland)

Algunos creadores, en su afán de aportar el mayor realismo posible a la creación de expectativas, hasta se permitieron crear nuevos instrumentos musicales para tal fin; ejemplos: Gustav Mahler y Richard Wagner.

Los anteriores ejemplos, junto a la inicial frase de Brahms, evidencian la manipulación afirmativa que requiere el trabajo artístico de componer música con destino a audiencias necesitadas de expectativas emocionales.

Terminando, si te apeteciera comprobar en la práctica la esencia del presente contenido, te sugiero veas/oigas la obra de I. Stravinsky «El pájaro de fuego»  pero si es posible en versión de V. Gergiev con la Filarmónica de Viena en el Festival de Salzburgo, la encontrarás en youtube y garantizado que te dejará huella.

Mahler, mi favorito «manipulador del siglo XX»

Invierno 2023.

 

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